De los casi 5.000 vídeos enviados por la audiencia, se emitieron 34. El contraste era grande entre los encorbatados políticos y la frescura informal de quienes les formulaban las preguntas, directas, concisas y originales. El novedoso formato y las ganas de los participantes de despellejarse elevaron la temperatura de la campaña (..)
La lucha contra la inmigración ilegal dominó de entrada la discusión, que vivió lances muy violentos y golpes bajos. (..)
El debate sobre inmigración se prolongó, con todos los oradores compitiendo por ser más duros que sus oponentes. Sólo el senador John McCain, que tuvo una buena noche se desmarcó, expresó compasión por los sin papeles e insinuó que debe encontrarse una salida humana al problema.
Otro fuerte choque hubo entre Romney y McCain a propósito de las torturas durante interrogatorios a presuntos terroristas. A la pregunta de si el método de tirar agua sobre un prisionero con los ojos tapados - para simular que puede ahogarse- es tortura, el ex gobernador se escabulló y dijo que un candidato a la presidencia no debe desvelar que medios pueden o no usarse. McCain - que estuvo prisionero en Vietnam durante más de cinco años y fue torturado- saltó como un resorte, dijo que EE. UU. no puede aceptar ningún tipo de tortura (..)
Hubo preguntas variopintas: sobre la bandera confederada, la exploración de Marte, el aborto, la presencia de homosexuales en las fuerzas armadas, el derecho a poseer armas de fuego. No se habló de educación o de energía. Alguien quiso saber si los candidatos aceptan todo lo que dice la Biblia. Todos intentaron quedar bien con la poderosa derecha religiosa (..)
El moderador del debate insistió en que contestara qué opinaría Jesucristo y Huckabee, con su respuesta, se llevó la mejor ovación de la noche: "Jesús era demasiado inteligente para presentarse jamás a un cargo público". Huckabee es un conservador que gusta a la derecha religiosa y, a la vez, cae simpático a otros sectores por su afabilidad y humor. (..)
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